domingo, 17 de octubre de 2010

Yo vi a Lucifer caer de los cielos, descender en mi corazon y sus infiernos.

Capitulo 4.-un loco jamas sabrá de su locura.
Nunca supe como comenzó, o mas bien como termino mi locura y abrí los ojos hacia la realidad, como me di cuenta de que estaba completamente demente, lo único que se es que gracias a el señor de las tinieblas abrí los ojos, y descubrí la verdad, la cual estaba hecha justo a mi medida, nunca dejare de estar completamente agradecido con el, sacarme de la locura de un mundo monótono, y elegirme a mi, un simple mortal para ser su sirviente, su más fiel sirviente, nunca lo defraudaría y haría todo lo que el me pidiera.

Todo comienzo un viernes por la noche, un ángel vino a mi en un sueño, y me explico la realidad del mundo, que todo en lo que había creído estaba mal, que el mundo estaba en un lapso completamente erróneo, y que el verdadero Dios, y el que dominaba el mundo era Satán, me pidió mi ayuda, para reconquistar el mundo, para hacer que satán recobrara el poder supremo, me dijo que yo era la pieza clave que el necesitaba, la única persona que podía eliminar un obstáculo del camino, un obstáculo muy importante, un impedimento que tenia nombre, corazón y sangre corriendo por sus venas, "ese estorbo que debe de ser eliminado se acercara a ti varias veces y en ese momento sabrás que es el" me comento, y también me dijo antes de partir que desde ese momento, estaría vigilado, y que tenia que encontrar al sujeto y asecinarlo, si no lo hacia, o si me llegaban a descubrir, el castigo seria completamente indescriptible, pero si lo hacia bien, me esperaría una gran recompensa después de la muerte, la ultima cosa que el ángel me dijo antes de partir fue, el señor de la obscuridad te ha aceptado en su yugo, como su hijo, apartir de este momento responderas al nombre de Eyder.

A la mañana siguiente, sabia que era exactamente lo que tenia que hacer, me dirigí hacia la puerta y salí a dar un paseo, a recorrer todas las calles de la ciudad y a tratar de memorizar los rostros que se cruzaban en mi camino, les dirigía una sonrisa a todos, en primer lugar por que estaba feliz, por que había comenzado una nueva vida, una en la que al fin yo era de vital importancia para alguien, y además, por que si me topaba a "el obstáculo" una sonrisa seria el primer paso para ganarme su confianza, asi poder erradicarlo de la faz de esta tierra y que por fin el sagrado rey de las tinieblas, mi padre, pudiera retornar al trono que por derecho era suyo.

La primera vez que me encontré con el fue en la calle, la segunda en el metro, la tercera lo vi pasar a lo lejos, la cuarta lo vi en el centro de la ciudad, la quinta fue en un restaurante de carnes, y la sexta vez, se acerco el solo hacia mi, me sonrió, extendió su mano y me dijo.
-hola, me llamo Carlos.
-mucho gusto Carlos, mi nombre es Eyder.
-bueno Eyder, parece que el destino se empeña en que nos veamos cada vez que salgo de mi casa, ¿que opinas de eso?.-me dijo en tono burlesco.
-jajaja.-rei.-si, me he dado cuenta de eso, no se, parece que el destino se esta encargando de unirnos, como a romeo y julieta, nada mas que sin la parte romántica. -bromee.
-y sin la del veneno, espero.- me siguio el juego.
-Nunca se sabe.
-bueno Eyder que te parece si vamos a tomar un café y nos conocemos mejor, que tal si alguna clase de extraña fuerza más poderosa, tiene planeado que nos conoscamos por alguna extraña razón.
-me parece perfecto, ¿te parece en el café de la esquina?.- el no tenia idea de que las palabras que estaban saliendo de su boca eran de lo mas ciertas, una fuerza más poderosa se estaba encargando de unirnos, para acabarlo.
-ya es un hecho.

La platica que tuvimos en el café es completamente irrelevante, o la verdad es que no recuerdo mucho de ella, mi cuerpo se encontraba ahi, pero mi mente fue secuestrada y llevada al inframundo para recibir ordenes especificas de como se debía llevar a cabo el ritual.

La figura de Satán era completamente impresionante, tenia tres mascaras o caras no pude saber bien que eran, llevaba en la mano un tridente envenenado,era de fierro forjado en la más ardiente caldera del infierno y estaba forrado en bronce bruñido, prometiendo ser de oro para que sus adversarios deslumbrados por el brillo se acercaran a él, ya curiosos, ya necios o ya inexpertos, para ser trinchados.
Al ensartar a sus víctimas con su Tridente, Satán las hacía caer en apetitos desordenados y placeres deshonestos. Con el primer diente despertaba los deleites de la carne, con el diente central – que era el más largo –, despertaba la soberbia de la vida; esto es, la ambición de honores y de gloria y, con el tercero, la codicia de riquezas.
Tenía para el combate siete cuernos afilados de macho cabrío: dos por cada una de sus frentes y uno más grande que brotaba del centro de su cabeza. Todos eran igualmente de fierro forrados en bronce bruñido y todos, como el Tridente, también atraían a sus incautas víctimas; pero, éstos ejercían un poder hipnótico extraordinario sobre los hombres que les hacía olvidar a Dios y pensar ciegamente en sí mismos. Eran los cuernos de los siete pecados capitales: el cuerno mayor, el de la soberbia, y los cuernos restantes, los de la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza. Con todos ellos embestía mortalmente a sus adversarios no sólo para separarlos de Dios, haciéndoles perder su estado de gracia y de virtud, sino para aislarlos entre sí, dividiendo encarnizadamente la sociedad humana en mil pedazos.
Además tenia seis alas, que eran semejantes a las de un murciélago y servían también para el ataque. Al agitarlas con espasmos alterados y neuróticos, soplaban el fuego de las pasiones con vientos vehementes: el primer par de alas soplaba, por el lado derecho, la tesis y, por el izquierdo, la antítesis, es decir, lanzaba al mismo tiempo palabras contradictorias entre sí, doctrinas, pensamientos e ideologías engañosas que, entre vapores tempestuosos y sanguinolentos, movían a la locura de la guerra y escondían la Verdad; el segundo par de alas difundía falsos rumores y noticias creadoras de desconcierto, de temores y de pánico y, el tercero, emitía imágenes seductoras, cortinas de variados vapores multicolores que embelesaban a sus adversarios, les despertaba movimientos pecaminosos, les inflamaba deseos carnales y les hacían perder su camino. Tras estas imágenes seductoras estaba Satán, encubriendo su espantosa realidad, haciendo creer a sus víctimas que él no existía. Pero, aunque sus ingenuas e infelices víctimas no lo vieran, Satán, estaba presente interiormente en el pensamiento de ellas, en sus pasiones, llevadas por el viento de las imágenes.
También usaba su cola y sus pezuñas para el combate; su cola era una serpiente venenosa de piel pegajosa y de mirada fascinadora que tenía en su cabeza un colmillo encorvado que inyectaba soberbia, ambición, envidia y odio; esta serpiente, deslizándose artera y silenciosa, enrollaba con su cuerpo anillado y húmedo a sus víctimas y las sujetaba contra el mundo, sobre un solo plano, obligándolas a mirar rastreramente, es decir, impidiéndoles elevar su mirada al cielo, ni penetrar en la altura y profundidad de la vida. Luego, las soltaba constreñidas, exhaustas, con los ojos extraviados, para ser pisoteadas y enterradas hasta las profundidades por sus cuatro pezuñas de cabra.
Esta era la imagen del Belial, una figura imponente, como la que deberia de tener cualquier rey, recibí instrucciones precisas de como llevar a cabo la tarea encomendada, y regrese a mi cuerpo desde el mismo infierno, literalmente.
No es de importancia como llegamos a el lugar en el que por fin me consagre como hijo de mi padre, importa como fue que sucedió, llegamos a el estacionamiento del edificio que mi gran señor me había sugerido, nos encaminamos al elevador para !admirar la hermosa vista".
-Una vista hermosa, ¿no lo crees?.- le pregunte
-Por supuesto que si, preciosa.
-Que lastima.
-¿Por que? ¿Que pasa?
-Sera la ultima vista que veras, querido Carlos, hoy vas a morir.
-¿Como? ¿Que? ¿por que ? ¿que es lo que esta pasando?, déjeme ir, se lo suplico.
-Por Supuesto, que no, si esto es tan divertido y exitante.Le golpee varias veces, en todo el cuerpo, sangraba sin parar, le tomo del cabello y le arrastre hasta el borde de un techo de cristal que estaba exactamente en el centro de donde estábamos.
-good bye.
-¡No por favor! ¡NO!.
Le escupí en el rostro, y lo empuje hacia el vidrio, escuche el ruido de su frágil vida desgarrarse, di un giro de 180º y me encamine hacia mi coche, encendí el motor, y me fui a mi casa, ahí bebí toda la noche hasta quedar dormido, y en mis sueños, un ángel me vino a agradecer en nombre de mi amo el que halla cumplido con mi labor, una gran recompensa me esperaba junto a el.

Solo he de mencionar, que el infierno empezó cuando unos agentes judiciales tocaron a mi puerta, y me llevaron a la estación de policía, solo converse un momento con el Agente Morgan, cuando los ángeles vinieron a llevarme, querían que abandonara mi cuerpo, y que satanás entrara en mi, para poder arreglar el desastre que había hecho, cuando le Agente Rubí entro a la sala y comienzo a hacer preguntas, no me quedo mas remedio que liberarme de mi cuerpo, y dejar que mi señor entrara en el,cuando regrese y volví a abrir los ojos, me encontraba encerrado en una habitación completamente blanca, solo, completamente solo.

Desde que regrese del infierno a mi cuerpo nuevamente, me han medicado, y mi señor ya no viene a mi, me ha abandonado, lo más seguro es que es por desobediencia, no se que hacer sin el, ya no se como vivir, si el no regresa a mi, encontrare la forma de ir a buscarlo.

Escrito por pluma de Jorge Albertos Monforte.

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