domingo, 17 de octubre de 2010

Es dificil para mi que un ser humano pueda entender lo que hice, pero yo se lo que hice.

Capitulo 3.- El juego comienza.

Era una fría tarde de verano. que empezaba a tornarse algo bastante calurosa, en la sala de entrevistas se encontraban el agente Morgan y un detenido por homicidio, mi homicidio.
-Buenos días oficial.- le dijo Edgar a Morgan.
-No creo que para Carlos sean muy buenos, de hecho para el no amaneció este dia Edgar.
-Mi nombre no es Edgar, me llamo Eyder, ¡Eyder!.-le contesto bastante sulfurado.
-Pero tu registro, tus identificaciones y tus huella, nos dicen que tu nombre real es Edgar Altamirano Hernandez.
-Ese tan solo es mi nombre Terrenal, el nombre que la puta de mi madre decidió ponerme para identificarme como parte de su camada.- en su cara apareció una expresión de asco y repugnancia en el momento en le que se vio forzado a mencionar a su madre.
-¿Y quien decidió renombrar te como Eyder?.-le cuestiono el Agente.
-Mi padre, mi único salvador, el rey de este mundo, el señor de las sombras, ¡Lucifer!.- dijo con una voz de adoración y de amor, como si le estuviera recitando el poema mas hermoso a su futura esposa.
-Lucifer es una fantasía edgar, es completamente inexistente.
Edgar se planto en un instante, y se puso en una posición retadora.
-¿Quien es usted para venir a hablarme sobre mi señor? ¿Quien se cree usted pobre bastardo terrenal? sufrirá la ira de satán, el justo señor que todo lo ve y todo lo castiga.- hablaba con una voz completamente distinta a con la que había comenzado la entrevista, una voz mucho mas grave, varonil y agresiva, todo ese personaje que salio a la defensa de el señor de las tinieblas, se desvaneció en tan solo un segundo y dejo consigo a un pobre niño asustadiso, al borde del llanto, que no paraba de gritar.-¡Callense!, ¡callense!, ¡No!, ¡No! ¡Ahora no por favor! pero, pero ¡no fue mi culpa!-no paraba de gritar, mientras se golpeaba la cabeza con las palmas de sus manos.
-Edgar, tranquilizate, no hay nadie aquí, nadie se tiene que ir, somos solo nosotros.- Morgan trato de tranquilizarlo.
-No,¡No! se equivoca, ellos están aquí, los enviados del ángel demoniaco, y todo esto es por su culpa, por que me atraparon,ahora me van a castigar, por que no acate las ordenes por completo, cuando me señalo a ese muchacho y me ordeno que lo asesinara, me dijo que bajo ninguna circunstancia me podrían descubrir, por que si lo hacían, el castigo por su parte, seria ¡inimaginable!.-su excreción detonaba, no miedo, terror, un terror que el agente morgan nunca había visto reflejado en la cara de nadie, era un terror que le deformaba completamente el rostro, y que lo llevaba al borde de las lágrimas.
-Vamos a seguir hablando sobre esto en un momento, tan solo iré por una compañera, que me sera de mucha utilidad para ayudarle.- la voz de morga empezaba a estar entre cortada, el siempre había tenido un sentimiento de compasión hacia todas las personas que sufrían algún tipo de trastorno mental, en ese momento no estaba seguro de cual era el que tenia edgar, pero estaba completamente seguro, de que era uno muy serio.
El agente Morgan tenia muy claro que las personas con enfermedades mentales, nunca se darían cuenta de su propia demencia, el creía que en algún recóndito lugar de su cerebro, había una persona pidiendo auxilio de este mundo tan cruel, y como no había encontrado ayuda y/o apoyo en otro momento, su cerebro, como una extraña y bizarra especie de maniobra evasiva o de defensa, prefirió sumergirse en una historia ficticia en la que los problemas no existen, y todo, todo, es posible.
El agente Morgan abandonó la sala de entrevistas por un momento, y se dirigió sin titubear, hacia una puerta que anunciaba, "Departamento Psiquiatrico", se planto enfrente de la entrada y con los nudillos llamo tres veces.
-Adelante.- se escucho una voz desde el interior.
El agente Morgan abrió la puerta y se dejo ver una mujer de esbelta figura, que llevaba puesto un traje femenino de color hueso, lo que hacia que su hermosa cara se perdiera debido a su blanca tez, y no se distinguiera tanto como debería su rubia cabellera, era una mujer hermosa, pero podría hacer algo mas para resaltar su belleza.
-Buenos días Morgan.- le llamo la mujer al tiempo que esta caminaba hacia su escritorio.
-Buenos días Rubí, necesito que me ayudes en una entrevista por favor.
-Por Supuesto, solo dejame acomodar estos papeles y te sigo.-le sonrió.
-Te lo agradezco mucho.- le respondió la sonrisa.
Cuando terminaron el parloteo, Rubí procedió a acomodar un montoncito de papeles en un archivero de color gris que estaba en la esquina, cuando acabo, empezó a caminar con dirección a morgan, y muy coquetamente, con una sonrisa en el rostro, le dijo.-Te sigo.
Morgan abrió la puerta y abandono el departamento de psiquiatria mientras Rubí lo seguía por detrás, cuando por fin llegaron a la puerta de la sala de entrevistas, Rubí dijo.
-Estas son las reglas de mi juego agente, quiero entrevistarlo yo a solas, y así veremos que es lo que le pasa a el sospechoso, de ahora en adelante y durante toda la entrevista, si necesita entrar a decirme algo, soy la Agente Rubí, estando solos, sera mucho mas fácil que muestre todo completamente, y aso sera mucho mas fácil de psicoanalizarlo,¿Queda claro Agente?
-Entendido.
Dicho esto Rubí abrió la puerta de el salón de entrevistas, y observo la cara de Edgar, que continuaba emanando miedo, mientras murmuraba para si algo en un idioma que parecía latín.
-Buenos días Edgar, yo soy la Agente Rubí y estoy aquí para platicar contigo sobre lo que ha pasado en estos últimos días.
Dicho esto se cerro la perta de la sala de entrevistas, y no logramos escuchar nada más, tendríamos que esperar a que Rubí saliera y nos dijera, si nos trataba de engañar, o si enserio estaba demente.
Pasaron cerca de dos horas para que Rubí saliera de la sala de entrevistas, y apenas lo hizo se dirijo hacia el Agente Morgan.
-Demente, de eso no hay duda, y estos segura de que su misma locura lo obligo a cometer el crimen, cuando me comenzo a platicar todo, tubo unos severos cambios de humor, por lo cual comencé a pensar en bipolaridad, y le siguieron cambios excesivamente bruscos, lo que me hizo considerar un alter-ego , pero llegue a la conclusión de que lo que tiene Edgar es esquizofrenia, gracias a dios una no muy grave, pero si una que es tan real, que te puede llevar a cometer un crimen tal como asesinar a una persona.
-¿Puedes comprobarlo?.-le cuestiono el agente Morgan.
-¿Dudas de mi capacidad?.- le respondió ofendida.
-Yo no, pero un jurado,necesita pruebas, o si no, desecharan esto por completo, e ira a dar a la cárcel.
-Hablare con la fiscalía, le presentare mi testimonio como Doctora, y le pediré que la pena que se pida en el juicio de Edgar vs. el Estado, es que sea internado en un hospital psiquiatrico, hasta que se cure de su esquizofrenia.
-Dejare eso en tus manos, mi trabajo ha terminado, Edgar si es el culpable de el asesinato, pero por favor mantenme informado.
Pasaron tan solo unas semanas, antes de que el el arduo trabajo diera resultado,la doctora había logrado su objetivo, Edgar seria reclutado en un hospital metal, hasta que presentara una mejora demasiado grande, y pudiera tratar de readaptarse a la sociedad, pero, la historia no había terminado.

Escrito por pluma de Jorge Albertos Monforte.

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